Cosmos, un viaje muy personal
15 julio, 2020Adolfo Marsillach era Ramón y Cajal en aquella época y para nosotros el gran actor catalán hacía que el científico aragonés volviese a la vida cada semana en la pequeña pantalla. En cierta manera, José María del Río hace que Carl Sagan siga vivo cada vez que le escuchamos. Y da igual que se trate de un anuncio, que esté comentando las peripecias de Pocoyó o que narre un documental, y está claro el valor añadido que esto aporta a todas y cada una de estas producciones, pero cada vez que le oigo yo veo al astrofísico neoyorkino.
Tal día como hoy de hace… cielos! ¡38 años!, un niño de 13 (yo mismo) se acomodaba expectante frente al pequeño televisor en blanco y negro cuando empezaba a sonar la música de Vangelis: comenzaba «Cosmos». Aquel 15 de julio de 1982 (ahora las series están «pegadas» a su estreno en USA, por aquel entonces llegaba 2 años después de la emisión del primer episodio en Estados Unidos) se abrió un nuevo «Universo» ante mí, una voz que desde entonces relaciono inevitablemente con esa serie, comenzaba a narrar las maravillas del Universo, hablaba de cuásares, de galaxias lejanas, de agujeros negros, del incocebible tamaño del Universo. Y sentado en su onírica nave espacial de diseño impecable, (parecida a la nave en la que Supermán llegó a la tierra, dotada de todos los poderes para poder alcanzar cualquier distancia, cualquier tiempo) estaba el presentador: Carl Sagan, que nos hablaba de cuestiones científicas que sublimaban en lo filosófico: todo un regalo para mi generación.
Seis años antes, en 1976, un gran equipo de científicos de la NASA entre los que se encontraba el creador y presentador de esta serie culminó la tremenda aventura de posar 2 naves de investigación en Marte. Y fue precisamente la respuesta del mundo ante esta expedición, es decir; la indiferencia, lo que hizo que Sagan comenzase a pensar en el proyecto «Cosmos». Ya que la televisión hizo caso omiso a las grandes hazañas de las Viking en el planeta rojo, Sagan se propuso crear su propio programa de televisión para divulgar ciencia utilizando los recursos necesarios para cautivar al público indefectiblemente. Por eso se preocupó tanto en los detalles que fueran a favor de esta cruzada, de contar con Robert Blalack (artífice lo los efectos visuales de «La Guerra de las Galaxias», miembro fundador de «Industrial Light & Magic») para crear unos efectos visuales a la última, con Rick Sternbach, gran ilustrador que trabajó en la serie de televisión «Star Trek» o con la música de Vangelis, y su participación en la serie pudiera ser que fuese el detonante para que Ridley Scott contara con él para crear la banda sonora de «Blade Runner».
Lo cierto es que hasta yo mismo me he sorprendido al calcular la cantidad de años que han pasado desde que vi la serie porque, al verla y, sobre todo, al recordar viéndola, me parecía algo tan «de este momento» que el tiempo deja de existir, solapándose como si fuera uno de esos posibles agujeros de gusano de los que teorizaba Sagan.
Carl Sagan posa con una de las Viking en cuyo proyecto participó activamente – Créditos: » COSMOS • A PERSONAL VOYAGE «/ Druyan-Sagan Associates, Inc.
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